En el umbral de este tercer milenio estamos sumergidos en una profunda transformación tecnológica, sobre todo en lo referente a la informática, el multimedia y la telemática, que está originando espectaculares cambios sociales y culturales, especialmente en el campo de la comunicación y la información, como consecuencia de la aparición de nuevos contextos y recursos comunicativos cuyo impacto es superior al que en su momento originó la invención de la imprenta.
En la enseñanza, el surgimiento de estos recursos, basados en el uso de diferentes códigos y canales de transmisión, así como diversas y potentes formas de acceso, producción y almacenamiento de la información, está revolucionando el tradicional concepto de adquisición y transmisión de saberes (San Martín, 1995) y está planteando un importante e ineludible reto al profesorado de educación superior: adaptar el currículo de formación profesional y los principios metodológicos que lo rigen a los nuevos tiempos, al nuevo entorno tecnológico y mediático en el que se desenvuelve hoy día la sociedad, si se pretende ofrecer una enseñanza acorde con la realidad actual, y que prepare a un alumnado capaz de desenvolverse con autonomía en la misma.
La adaptación curricular a las nuevas tecnologías conlleva necesariamente un cambio metodológico, acorde con estos nuevos recursos y sus características específicas, que supone la superación del modelo pedagógico tradicional de carácter estrictamente presencial, esto es, con presencia física obligatoria de maestro y estudiante y cuyas únicas fuentes de información han venido siendo el libro de texto y el profesor.
En este contexto de transformación en la concepción del modelo pedagógico de formación profesional, la incorporación de las nuevas tecnologías a la enseñanza también está suponiendo un profundo cambio en los contextos de aprendizaje, que estuvieron hasta hace poco tiempo, limitados al aula física. En los últimos años, gracias a los aportes de las nuevas tecnologías se está utilizando como una estrategia didáctica moderna y con efectivos resultados en los procesos de aprendizaje el aula virtual, o aula sin muros, espacio que revoluciona todos los esquemas de enseñanza presencial propios de la formación tradicional de profesionales. Se entiende por aula virtual, al lugar de encuentro y comunicación, entorno educativo sin fronteras geográficas ni culturales, nuevo contexto comunicativo en el que lo físico desaparece y permite intercambios lingüísticos y culturales más plurales y abiertos entre grupos de alumnos distanciados en el espacio, que interactúan y se comunican a través de la máquina, intercambian su información y colaboran en proyectos comunes (Andrea, 2000).
El aula virtual, se convierte en un nuevo escenario para la formación profesional, escenario que aprovecha los diferentes y variados recursos de las tecnologías de la información y comunicación, como son el uso de: formatos de texto e hipertextos, de mensajería interna, de audio, video, videoconferencia, etc.
En efecto, la educación superior universitaria a partir de la inclusión de este nuevo escenario de aprendizaje, se ha dinamizado generando nuevas formas de concebir la enseñanza y el aprendizaje que superan las limitaciones del libro de texto y de la visión tradicional del profesor como experto; por ello, su implementación y aplicación en los currículos de formación profesional se ha convertido en una necesidad vital, constituyéndose en la actualidad en un requisito que asegura una formación de calidad acorde a las demandas laborales de la era de la información y a los requerimientos nacionales e internacionales que exigen los Sistemas de Acreditación de la calidad de las instituciones de educación superior universitaria.
El impacto del uso del aula virtual ha generado muchos cambios en la concepción de la formación profesional y en el rol del maestro y del estudiante. En el caso del maestro, debe poseer las competencias docentes y tecnológicas que le permitan utilizar con eficiencia las ventajas y utilidades de las herramientas de la información y comunicación para la gestión de los aprendizajes en los escenarios presenciales y en los escenarios virtuales a través de las asignaturas contenidas en las plataformas educativas o tecnológicas. Para la UNESCO (2004) “los maestros deberán poseer las habilidades y conocimientos necesarios para ayudar a los alumnos a alcanzar altos niveles académicos mediante el uso de los nuevos recursos y herramientas digitales”.
Para el estudiante, supone un trabajo más activo y dinámico; con las herramientas tecnológicas y mediáticas desarrollan capacidades de búsqueda, análisis de la información, así como la posibilidad de crear nuevas formas de conocimiento o de transferencia de la información aprendida. El uso de las aulas virtuales ofrece a los estudiantes, la posibilidad de acceder a través de los campos virtuales de la universidad, desde cualquier espacio: un laboratorio de cómputo con internet, una cabina, desde su domicilio o su centro de labores, a la información científica de sus asignaturas, la cual es diseñada por el maestro o tutor por medio de foros, cuestionarios, lecciones, actividades de trabajo colaborativo, actividades evaluativas.
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